Hitler, Allende, Chávez y las “dictaduras modernas”
Los “progresistas” Fulvio Rossi y Sergio Bitar coinciden plenamente con José Piñera, Richard Nixon y Henry Kissinger en que es mejor abortar a un Hitler en potencia que correr el riesgo. Una suerte de guerra preventiva, basada en una hipótesis que a su vez se asienta sobre una historia falseada: La de la supuesta “debilidad” occidental frente al dictador alemán.
Nixon, el célebre presidente estadounidense que arrasó con todas las ciudades de Vietnam, opinaba que Allende era un futuro Hitler y por eso había que acabar con él, como efectivamente hizo. Tal y como lo reiteró Piñera (José) hace unos días, y en coincidencia con lo que Rossi y Bitar piensan del presidente venezolano Hugo Chávez, a quien condenan como protagonista de una “dictadura moderna” que pretende usurpar las libertades a través del voto popular.
El periodista norteamericano Peter Kornbluh ha ido pacientemente encontrando y revelando las grabaciones de las charlas privadas entre Nixon y Kissinger en los años ‘70, antes, durante y después del golpe de Estado en Chile. Ellas se pueden encontrar en la página Web del Ciper, el premiado Centro de Investigación e Información Periodística.
Es grueso el hilo que une aquellas conversaciones conspirativas con los argumentos antichavistas de hoy. Pensando positivamente, tal vez el propósito de Rossi y Bitar fuese el de pasar más o menos desapercibidos apoyando una declaración ritual que la añeja Internacional Socialista (que se autodefine “socialdemócrata”) les impuso durante un encuentro en la capital mundial de los grandes negociados financieros del capitalismo: Nueva York.
Si fue así, fueron ingenuos: Nada hay más noticioso hoy en día que gente de izquierda sumando fuerza a la campaña mundial para derribar a Chávez. Pero es poco realista pensar que Bitar sea ingenuo. Precisamente él, quien fuera el ministro más joven de Allende y prisionero político de Pinochet, aprendió en sus años de exilio en Venezuela que nada asegura mejor un buen pasar -personal y político- que abrazar las grandes causas de Estados Unidos.
En Caracas sabían de eso, especialmente los “socialdemócratas” locales, el partido Acción Democrática (AD), que se aseguró el acceso ilimitado a los pozos petroleros en los años ‘60 reprimiendo comunistas y sumándose a la campaña norteamericana contra Cuba con un moderado discurso de “centroizquierda”.
La amistad entre socialdemócratas y “adecos” databa de los años ‘50, cuando AD era un partido proletario, aliado de los comunistas en la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Allende, por cierto, no fue nunca un gran amigo del legendario líder adeco, Rómulo Betancourt, quien pactó con Estados Unidos algo parecido a lo que se pactó en los años ‘80 para sacar a Pinochet: Asegurarse de que los comunistas, los socialistas de izquierda y sus aliados se mantuvieran lejos del poder para que no perturbaran el fortalecimiento de la economía de mercado.
Chávez parece ser tan futuro dictador como el “futuro esplendor” del himno nacional chileno: Sempiternamente futuro, nunca presente. Oportunidades no le han faltado para dar el tan temido golpe de mano, al derrotar los dos golpes de Estado maquinados contra él, en 2002 y 2003, y ganar elecciones con mayorías que ya se quisieran los presidentes chilenos ¿Por qué no lo ha hecho? Coincidiendo con Rossi y Bitar, el obediente senador DC Patricio Walker está empeñado en que Chile fiscalice las elecciones parlamentarias de septiembre en Venezuela: Chile, el país del binominal, el de la Constitución pinochetista, el menos democrático de América Latina.
Roberto Pizarro, ex ministro de Planificación y actual rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, dijo a la cadena TeleSUR que Rossi y Bitar están contribuyendo a la “soledad” de Chile en América Latina, empeñada en la integración.
El ex presidente del PS y ex candidato presidencial, Jorge Arrate, afirmó junto a otros intelectuales que se unió al PS en su juventud atraído por la propuesta de una Federación de Repúblicas Latinoamericanas. Fulvio Rossi no sabe nada de eso, ni le interesa.
Paradójicamente, el entusiasmo de Rossi y Bitar por acabar con Chávez parece beneficiar a la verdadera izquierda. Gente que no necesariamente simpatiza con Chávez, manifiesta públicamente su rechazo al circo de la Internacional Socialista contra el presidente venezolano. ¿Por qué? Porque tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe.
Por Alejandro Kirk
Politika N°2, primera quincena julio 2010
El Ciudadano N°83
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen