Cómo la transnacional minera ha ido generando redes de poder en Chile y en el mundo para seguir adelante con sus proyectos y cómo, pese a todo, la comunidad que se opone a Pascua lama sigue resistiendo.
La prioridad de la industria minera en el desarrollo económico del país es de larga data y, aunque fue en la Constitución que impulsó Pinochet en 1980 donde se sentaron las bases de este tipo de economía, los proyectos mineros transnacionales comienzan a concretarse a partir de los primeros meses del primer gobierno de la Concertación en 1990, con Patricio Aylwin a la cabeza. A dos semanas de haber asumido surgieron leyes aún más favorables para la industria extractiva. De ahí que exista la hipótesis que nuestro país negoció el subsuelo nacional y sus minerales a cambio de terminar con la dictadura.
Eduardo Frei Montalva (también demócrata cristiano) chilenizó el cobre a fines de los sesenta y luego Salvador Allende lo nacionalizó con la unanimidad del Congreso Nacional. Diecisiete años después, Aylwin justamente de la DC (pero en concertación con el PS y otros partidos), dejaba el territorio nacional a la merced del mercado y la mano invisible de las transnacionales. Leer màs
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